El Reda Troupe: Entrevista a Farida Fahmy

por Ximena Mart.

 

En el año 2002 viajé a Madrid para asistir a unos seminarios dictados por Farida Fahmy. La traductora designada para el evento no llegó a tiempo, y me ofrecí a suplantarla. Como además ambas éramos huéspedes de Shokry Mohamed, eso implicó que no me separé de su lado durante una semana.

Desde entonces, tengo la suerte cuando visito Egipto de ser recibida en casa de Farida en el Cairo. Siempre me impacta el profundo respeto, la emoción y los recuerdos que allí provoca la sola mención de su nombre. Según dicen en Egipto: Mahmoud Reda y Farida Fahmy son la cuarta pirámide de Egipto.

 

Ximena: El Reda Troupe es de gran significación para los egipcios y muchos consideran su trabajo como clásico o como una importantísima referencia en el campo de la danza, pero en Chile no mucha gente lo conoce …

Farida: Cuando fundamos el Reda Troupe, fue la primera compañía profesional que representó al folklore egipcio en forma de danza teatral. El grupo creció hasta tener 150 miembros, incluyendo además de los bailarines a la orquesta, y los vestuaristas, una de las cuales era mi madre.

Desde el punto de vista artístico el grupo tuvo fama internacional, y fue catalogado como una de los mejores ballets del mundo. Visitamos más de 80 países representando a Egipto, donde bailamos en los más grandes teatros para Jefes de Estado y figuras de la realeza.

El Reda Troupe inspiró a numerosos grupos de danza en todo Egipto en universidades, clubes y colegios, y lo sigue haciendo hoy en día, también a nivel mundial. Las coreografías del troupe se representan en todo el mundo aún hoy.

Ximena: ¿Cuál era el papel de Mahmoud como director?

Farida: Mahmoud Reda investigó las danzas, los vestuarios y las músicas de las diferentes regiones de Egipto en profundidad. Pude constatar esto cuando al retirarme, después de 25 años como primera bailarina del grupo, hice un Master en Antropología de la Danza en la UCLA, y pude verificar que el trabajo de Mahmoud era científico y riguroso. Mahmoud siempre aclara que al sacar una danza indígena de su entorno y llevarla al escenario, deja de ser auténtica. En estas danzas espontáneas que se bailan en las festividades de los pueblos, generalmente los pasos son más bien repetitivos. Mahmoud se inspiraba en ellas y creaba escenas que tuvieran interés teatral.

Por ejemplo la danza de la Melaya fue una recreación de una escena de las calles del Cairo, siendo la melaya la recatada prenda que en esa época usaban las mujeres para cubrirse, de modo que no es una danza folklórica.

Ximena: También se habla mucho de que su manera de trabajar sentó un precedente.

Farida: Además de la forma de presentar las danzas folklóricas se estableció una tradición de disciplina y de clases. Mahmoud Reda creó un método de enseñanza que ahora es usado en todo el mundo. Para empezar, el concepto de dar una clase de danza, de tener un vocabulario de danza, de niveles separados, era una gran novedad (el grupo tenía una escuela, donde ingresaban los nuevos miembros para entrenarse, aprender las coreografías y todo lo necesario para incorporarse al elenco). Todo esto fue muy importante porque hasta entonces no existía ninguna escuela ni método y todo era al azar.

Todo el/la que hoy en día enseña en el mundo o son estudiantes de Mahmoud, o de alguien que directa o indirectamente aprendió con él. La sola idea de impartir una clase de tres horas, de ser capaz de enseñar de manera sistemática, se debe a Mahmoud Reda, que lo creó a mediados de los años 60. Muchas de las figuras que hoy recorren el mundo enseñando han pasado por el elenco del grupo.

Ximena: ¿En qué medida se puede cambiar o innovar la danza?

Farida: Cada profesor/a puede agregar o cambiar, pero la sola idea de que exista una clase viene de Mahmoud. Es el padrino de todos los profesores. Enseñar es un talento, no es una cosa mecánica. No todo el que baila puede ser maestro. Entonces los que enseñanan pueden poner su creatividad, cada uno puede tener la amplitud de tomar de cada maestro lo que le sirve.

Ximena: ¿Cuál era tu función dentro del grupo además de ser su figura principal?

Farida: Mi papel fue diferente. Yo amaba la danza. Según Mahmoud mi creatividad era interpretativa. El me enseñaba el movimiento y yo lo danzaba. Es como la relación de un director de orquesta y la cantante. El era el coreógrafo, y yo la intérprete. Resultó ser una relación artística muy especial. Mi rol era interpretar creativamente lo que él quería que yo hiciera. Yo tenía habilidades dadas por Dios que me hacían bailar así. Eso junto a mi seriedad y profesionalismo hizo que siempre fuera un ejemplo para todo el grupo, no faltando nunca y llegando siempre anticipadamente a funciones y ensayos con la mejor actitud.

Ximena: Entiendo que el grupo tuvo además un notable impacto social.

Farida: El impacto social del Grupo también fue extraordinariamente fuerte. Egipto pasaba por grandes cambios, una especie de renacimiento, los intelectuales y las artes florecían, el entorno era propicio, la atmósfera en todos los ámbitos artísticos (músicos, cantantes, compositores, escritores, actores, cineastas) era de gran creatividad. Históricamente era la primera vez que Egipto era regida por egipcios (desde los faraones, estuvieron los griegos, los romanos, los mamelucos, y luego Mohamed Ali que creó una dinastía, hasta el advenimiento de Nasser en l952 y luego Sadat.

En ese contexto el grupo tuvo un enorme impacto social. Antes de Mahmoud Reda y Farida Fahmy la danza era considerada un arte menor, no era parte de las bellas artes y era más bien despreciado.

Ximena: ¿Cómo lograron ser aceptados por un público tan amplio, compuesto por mujeres, hombres y niños?

Farida: El Grupo Reda era una empresa familiar: Ali Reda, mi marido, era productor y relacionador público (también director de cine y compositor). Mahoud Reda, mi cuñado, era director, coreógrafo, y primer bailarín. Mi madre (a quien todos llamaban “Mammy”) estaba a cargo del diseño y cuidado de los vestuarios y viajaba con nosotros, teniendo además la función de chaperona de las bailarinas, que así recibían permiso familiar para viajar con confianza. Mi hermana (casada con Mahmoud) también trabajaba en la creación de los vestuarios y viajó con nosotros hasta su temprana muerte a los 26 años. Mi padre, Hassan Fahmy, un respetado ingeniero y profesor universitario, aunque nunca tuvo una función específica en el grupo, siempre nos aconsejó y apadrinó, y el solo hecho de tener su apoyo nos daba una respetabilidad especial.

Rompimos fuertes barreras sociales en el sentido de que establecimos que la danza sí era una de las bellas artes y el hecho de que gente de buena familia y de nivel universitario se dedicara a ella le dio un nuevo status, y la dignidad y honra que merecía. Representábamos a la gente joven que era educada, de buena familia, de buenas costumbres y moralidad intachable y que a la vez era moderna y artística en el ámbito de la danza, que hasta entonces había estado tan mal vista.

 

Aún hoy, las películas de Farida Fahmy y del Grupo Reda, así como programas del grupo filmados por la televisión egipcia, son exhibidas varias veces al año. Varias generaciones de bailarines en todo el mundo y hasta el día de hoy estudian y toman como referencia el trabajo del Grupo Reda.

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